martes, 29 de marzo de 2011

El extranjero (fragmento)

Fotografía de Albert Camus

«No, hijo mío», dijo poniéndome la mano sobre el hombro. «Estoy con usted. Pero no puede

darse cuenta porque tiene el corazón ciego. Rogaré por usted.»
Entonces, no sé por qué, algo se rompió dentro de mí. Me puse a gritar a voz en cuello y le
insulté y le dije que no rogara y que más le valía arder que desaparecer. Le había tomado por el cuello de la sotana. Vaciaba sobre él todo el fondo de mi corazón con impulsos en que se
mezclaban el gozo y la cólera. Parecía estar tan seguro, ¿no es cierto? Sin embargo, ninguna de sus certezas valía lo que un cabello de mujer. Ni siquiera estaba seguro de estar vivo, puesto que vivía como un muerto. Me parecía tener las manos vacías. Pero estaba seguro de mí, seguro de todo, más seguro que él, seguro de mi vida y de esta muerte que iba a llegar. Sí, no tenía más que esto. Pero, por lo menos, poseía esta verdad, tanto como ella me poseía a mí. Yo había tenidorazón, tenía todavía razón, tenía siempre razón. Había vivido de tal manera y hubiera podido vivirde tal otra. Había hecho esto y no había hecho aquello. No había hecho ta lcosa en tanto que había hecho esta otra. ¿Y después? Era como si durante toda la vida hubiese esperado este minuto... y esta brevísima alba en la que quedaría justificado. Nada, nada tenía importancia, y yo sabía bien por qué. También él sabía por qué. Desde lo hondo de mi porvenir, durante toda esta vida absurda que había llevado, subía hacia mí un soplo oscuro a través de los años que aún no habían llegado, y este soplo igualaba a su paso todo lo que me proponían entonces, en los años no más reales que los que estaba viviendo. ¡Qué me importaban la muerte de los otros, el amor de una madre! ¡Qué me importaban su Dios, las vidas que uno elige, los destinos que uno escoge, desde que un único destino debía de escogerme a mí y conmigo a millares de privilegiados que, como él, se decían hermanos míos! ¿Comprendía, comprendía pues? Todo el mundo era privilegiado. No había más que privilegiados. También a los otros los condenarían un día. También a él lo condenarían. ¿Qué importaba si acusado de una muerte lo ejecutaban por no haber llorado en el entierro de su madre? El perro de Salamano valía tanto como su mujer. La mujercita autómata era tan culpable como la parisiense que se había casado con Masson, o como María, que había deseado casarse conmigo. ¿Qué importaba que Raimundo fuese compañero mío tanto
como Celeste, que valía más que él? ¿Qué importaba que María diese hoy su boca a un nuevo
Meursault?

Altamente recomendable para los extranjeros como yo, extranjeros que prolongan su estadía con camuflajes antes de su decapitación, que más explicación pudo dar Mersault "fue culpa del sol" , pero para ellos es inadmisible, faltaron lagrimas, faltaron remordimientos, faltó un ruego de rodillas y una súplica bien improvisada, faltó decir que creía en dios y que añoraba su perdón, faltó decir que tenía esperanzas en la vida, que amaba a una mujer y que todo le era demasiado relevante, faltó mucho, faltó ser como ellos...

Orgulloso de ser extranjero.

sábado, 26 de marzo de 2011

Ficción

Desconzco el autor


Reposar en el ala de un cuervo
dormir en el color que todo lo sabe
tenerte más cerca...
aunque así lejana
tenerte ausente
porque inalcansable

el verdadero amor,
es el que no correspondes,
tu verdadera geografía digo,
tiene que ser la que imagino

tu vida depende de mis versos...

ficciones animales,
imaginación que hiere
imaginación que sangra
imaginación que llora
ficción que ruge,

vereda

vereda que se camina a si misma
dando tumbos al lado de la pista
vereda emancipada de todos los pies
!de todo el mundo!,
eso son ustedes, mundo...
por eso soy feliz
por eso soy sublime
por eso me sudan las manos...

miércoles, 23 de marzo de 2011

Revolución


Pero quien comprende la magnitud de los ojos cuando están entreabiertos, quien sabe la verdad de su historia cuando se han cerrado, quien dice que son inocentes cuando duermen (en sueños se arman las unicas revoluciones que temen los dioses), ojos, ojos que arden con furia incacable, impetu de devorarse todos los soles, de encarcelar todos los soles en un par de pupilas endiablas. Le escribo a un desconocido, me escribo a mi; al lobo que se creía capaz de mover al mundo y rugir, rugir el aullido que destroce estos cimientos emputecidos a su paso, podría ser el lobo que olvidé, otro lobo me ha traído esto a la memoria, un desconocido, un camarada, quizá, no sé, ya no sé de mi, ni si todo está conjugado para un fin inútil, inútil pero sublime después de todo, quien sabe el crucigrama de cicatrices que nos marca el destino y desemboca en una hemorragia al ver el Perú que nadie quiere ver, el Perú camuflado pero tan increíblemente visible, inaccesible a las conciencias abortadas prematuramente, ya no sé de mi, pero sé de los ojos que esperan, de los que se cierran, de los que esperan cerrarse, de los miós, entreabiertos y confundidos, preguntándome maldito rol en la historia, "vida mezquina" es que a veces olvidamos que todo es un disco perpetuo, ¡Pero que más da! salgo a la calle y es triste, miro la humanidad y es triste, me miro y es deprimente, donde quedo el que podía cambiar el mundo, donde quedaron los sueños que eran ciertos antes de tiempo, ¿Cobardía? no sé, ¿Resignación? quizá, me puedo enfrentar al mundo desde un poema, ¿será suficiente? tengo mucho que pensar aún...

sábado, 19 de marzo de 2011

Te has ido(editado)

munch

Te has ido...
cómo la luna ayer
te has ido

Quizá él estaba cercano,
quizá no tanto

el asunto es que te fuiste...

Un reptil navega lejos de casa
(me imagino un cocodrilo en el ártico)
o lo que llama casa,
toda salida demasiado pequeña
es llamada hogar,
como la neblina que abraza la vida
esperanza
atrapada en botellas de carne
morada
donde los picos no se dan a basto
y donde jamás exisiteron las tapas

miedo;
puede ser miedo

de ser niebla
destellante
(aunque en el fondo lo quiera)
sólo quiero ser niebla
y habitar todas las botellas
y habitar en ninguna botella
y embriagar tu ausencia
hasta romperlas.

pero te has ido...

lo sé porque no oigo tus ojos
en la lejanía de mis noches,

lejanías cercanas...

porque en la silla que me ve
hay alguien sentada
y sonríe (a veces le temo,
a veces no)
sabe que sé
sabe que a veces no sé
lleva un vestido amarillo.


Laberintico sendero a tus pupilas
caminos azules que me revelan
el lago del misterio en tus ojos...

lo que pasa es que extraño tus ojos,
lo que pasa es que te extraño...

¿Dónde estás?

Pd: Tenía miedo de corregirlo.

viernes, 18 de marzo de 2011

No se me importa un pito que las mujeres..

Poema de: Oliverio Girondo

No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.

domingo, 13 de marzo de 2011

Cuesta baja

Lenín Díaz

Aquietamiento dulce de mis ojos,
el sutil nacimiento de una parsimonia desesperante…
ya era hora, he caminado demasiado...

Camino sin palabras...
ya que se me han agotado las ideas vuelvo al comienzo.

Enciendo un cigarrillo
como la idea más pronta
caminar,
así empezó todo, y así seguirá todo,
mientras dure esto
seguiré la ruta descendiente del asfalto
sin pensar en que la sigo,
y pienso:
¿En que pienso?

La vida es un sonido

y la calle sigue cuesta abajo
el camino: un sendero sibilante
la palabra: un conjunto
la palabra que espero:
un conjunto único.

Meto mis manos en los bolsillos,
ojalá pudiera viajar en mis bolsillos
y saberme andar,
arrullado, invisible
sordo,
es que no entienden,
de verdad que nadie entiende
enciendo otro cigarrillo,
y no lo entienden
sigo caminando y tampoco la entienden
pero que es lo que hay que entender...

Vuelo, aunque estoy caminando vuelo
también se puede volar al ras del suelo,
también se puede ser humo y seguir volando,
es cuestión de conceptos,
cuestión de querer ser algo,
aunque no sepamos realmente,
los somos
y aunque no entiendan
lo seguiremos siendo,

Nos trasformamos en el declive perpetuo del camino,
en el silbido gris que se apaga consciente de que nació.

Caminar sobre el silbido,
sendero lánguido entre la brecha del silencio
Y los sonidos sin identidad
silbo para reconocerme
silbo porque no sé aullar,
silbo para encontrarte,
(aunque de mi silbido te desprendas
y así existas).

La soledad se anuncia con su silbido

y se abre en el espacio
creando guaridas para los poetas
y musas sombrías para la creación

Ojos que tiemblan,
la soledad yace en nuestras lejanías oculares...



Pd: ¿Lo sentiste?

martes, 8 de marzo de 2011

Ahora

Georges rouault

Ahora soy poeta,
desentendido del mundo
mártir y héroe de mi mismo
agonizante...
levantenme una estatua
sin pedirme gestas.

domingo, 6 de marzo de 2011

Extracto de Gabuchas


Munch

Con esta melodía honro las rememoraciones de ayer,
si supieras cuanto te he besado,
si supieras de mi agonía
si supieras de mi lenguaje
el lenguaje tus formas
la agonía del sendero de tu espalda
dulce, dulce agonía
cruel, cruel lenguaje
y yo, yo
contemplándote en el sillón del lado
te relato en una botella
porque no hay más opción
porque en los otros sillones hay otros
que de mi lenguaje no saben.
Por eso estoy aquí
y de acá te veo
y de acá me bastas
de acá te poseo
y te desojo como una flor
en mi universo de astros oculares
te desojo,
tus ojos...

Es cobardía no mirarte
y aunque mirándote
no dejo de ser cobarde.

Quisiera sentarme en el otro sillón
pero si lo hiciera,
tendrías que quererme.