jueves, 8 de abril de 2010

Castillos de madera

El viento sopla enrarecido en la ciudad
dos almas infantes transitan sobre las franjas blancas del pavimento
sudorosos y sucios , uno menos inocente que el otro producto de padres fantasmas
y la escuela callejera con vacantes abiertas a cualquiera pero puros al fin
las palomas ya se están guardando en viejos techos de madera carcomida
y el crepúsculo se avecina
la noche va bañando todo a su paso
los primeros focos de los postes empiezan a encenderse
Corren lo mas rápido que sus piernecitas les permiten
se han tardado mucho y seguro les espero un griterío en casa
las primeras gotas de lluvia de lo que será un llovizna imparable
empiezan a caer
llegaron a casa , pasan desapercibidos por la puerta trasera
y van directo al segundo piso suben por unas escaleras bastante empinadas
y polvorientas una melodía inunda ese pasadizo sombrío por completo es el canto
de las dos palomas africanas que mantienen cautivas en el patio trasero
como presagio de algo , la casa esta vacía la familia ha salido quien sabe donde
el cu...cu...li se hace constante
suben escalón tras escalón las paredes de los lados sin cementar ásperas todavía en ladrillos
el mas joven levanta la cabeza al cielo no había un techo ,el lucero del atardecer se hace presente parpadeando
como si el también fuera cómplice de algo
llegaron ya , a armar todo para el juego de siempre
es simple
algún familiar desconocido con aparentes oficios de carpintero
había dejado abundantes maderas sueltas en un cuarto olvidado de la vieja casa
sin ningún concepto básico de arquitectura
el suelo accidentado fue la base de lo que poco a poco se iría convirtiendo en un imponente castillo
imponente construían desde adentro apilando maderas una sobre otra hasta cubrirse por completo de ellas
Sin dejar un solo agujero alejados del mundo, apilaban hasta quedarse los dos dentro empapándose de la lluvia que se filtraba entre las maderas
Su fortaleza dentro de otra fortaleza cerraban los ojos y cada uno iba montado en su corcel
Uno era un mago y el otro un gallardo caballero con armadura plateado los dos trotamundos persiguiendo duendes barbudos
Trasnporntadolos sobre dragones hacia el castillo para dárselos de ofrenda a la reina
Era su madre ausente hacía mucho tiempo
Todo era mágico en esa noche hechicera
Un grito ensordecedor proveniente del primer piso los saca del trance en un pestañeo
Era su abuela que con gritos enajenados los busca por toda la casa
Uno de ellos quiere escapar el otro lo detiene
Le dice que ni se mueva su abuela no se daría cuenta
La anciana seguía vociferando amenazas
Busco debajo de las camas, por los roperos ella sabía que estaban escondidos en algún sitio
De pronto hay silencio
Solo se escucha el eco de sus pasos
Ellos suponen que va subiendo los escalones
Todavía hay tiempo para escapar
Uno de ellos se levanta dejando caer todas las maderas sobre el otro
Salaz corre hasta la pared que daba a la otra casa y trepa mismo felino hasta estar a salvo
El otro va quitándose las maderas como puede
Su compañero lo mira preocupado
La anciana se va acercando iracunda sus pasos cortos parecen interminables
ese momento se hace eterno
el se para cómo puede
y duda en ir con su compañero
mejor resignarse a su castigo
la anciana hace mueca de una sonrisa macabra
corre con miedo y salta a la otra casa
la anciana aguarda tranquila sin decir una palabra
Viéndolos desde abajo
como quien dice , ya bajaran…
ya bajaran…
habían pasado dos horas y todavía seguían ahí
la escena no había cambiado mucho
y no iba a cambiar después de tres horas
los dos se hallaban sentados viejo las luces de los cerros desde ahí
solo quedaba hacer un campito entre los ladrillos y a acostumbrarse a pasar la noches con gatos techeros
protagonistas de esa noche.


Un poco de mi niñez

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