miércoles, 12 de enero de 2011

De los cinco dìas

Es un problema no poder fumar en mi alcoba, no poder exhalar el humo que raspaba mi garganta cuando mis manos tiritaban incesantes, las escenas fueron grabadas en subversivas películas de humo, anárquicas, como hoy, vuelven sin previo aviso, de repente un factor cuenta.

recuerdo el balcón, recuerdo el melancólico cielo azul, rayado por una luz naranja intransigente, recuerdo las conversaciones matutinas de los mozos y cocineros, me recuerdo , cuando podía ver mis ojos abyectos en una madrugada donde todo se sabe, todo se ve y nada se entiende, solo se vive, los que pueden hacerlo, tan fácil solo hacerlo, sé a que le temo, le temo a los factores, tan sutil y placentero vivir los factores, un suplicio hedonista suscitar el momento nocivo e incontrolable, no es recomendable, no, no lo es, ahora le doy vuelta a la lista, las escenas se proyectan tras mis parpados cuando quiero hacerlo más nítido, aunque, no es lo que se ve, es lo que se siente, veré hasta donde llega lo narrable, sólo quería encontrarla a ella, ella, otra ficción mía, otro artificio, lo siento Gaby, fue mi culpa, el ponerle nombres abstractos a una mujer, un arquetipo a medio terminar, pero ahí quedó, quedo, como la colilla del cigarro que arrojé a la piscina, como la botella de licor que a nadie invite, ahí quedo otro nombre tachado en la lista, una derrota más al espectador que no sólo espècta, el que se atreve a musitar un verso en vano, una espera en esperanza tal vez, que al cruzar la calle no haya solo uno, sabes a lo que me refiero, pero no sé a quien me refiero, no sé de quien hablo, de pronto solo quiero hablar, de pronto solo quiero escribir, de la relación irreconciliable que tengo contigo, pero para ello, es imprescindible, que deje de ser yo, que deje de esperar recostado en el poste de alumbrado público, voy a fumar…

De crònica de los cinco dìas

No hay comentarios:

Publicar un comentario