A la otro orilla

nadie expresa esto mejor que Munch

A la otra orilla

Indolente me miras, irónico pedacito de cielo, de quien te ríes ahora?, ahora que tu llanto no me sirve de nada, no le des agua al niño naufrago que espera en la orilla, porque su sed lo ha mantenido vivo, y de aguas sardónicas ya ha tenido bastante, no me des de beber, no ahora, que mis manos escarban la arena en busca de algo, no ahora, que un poema escarba mi alma en busca de algo, es algo es palabra, ese algo es…, y quien consuela cuando los brazos no se dan abasto?, cuando los dientes se han caído y las uñas se mofan, el pedacito de cielo se sigue riendo, dime donde has comprado tu calma, que yo por la que no tengo pago más que ninguna viuda de ningún cuento bíblico , una soledad inconstante, el niño naufrago que se acerca arrastrando los pies, arrastrando cadáveres diáfanos de los que florecen margaritas danzantes, sabe de eso, yo también sé, yo también he naufragado, no en tus mares, mis mares son otros, al final de mis mares no hay nada, al final de mis mares me encuentro con otro niño, al final de mis mares no hay nada, al final de mis mares me encuentro yo, al final de mis mares no hay nada, solo yo con los ojos quietos, recalco nada.