jueves, 5 de agosto de 2010

Jaula

Renoir

Si hay parpados que caen
y labios que aman la sed
no hay agua que envidie
ni sal suficiente
para hacer perpetuo lo que no se puede calmar

yo aprendí a leer con el libro que hoy no quiero escribir
y sangre sus letras, sin saber que el camino era tan largo

raspe mis rodillas, y sentí, ¡sentí!
la tierra entrando en ellas
y piedrecillas que entonces demasiado grandes
ardía
veía la puerta y sabia que estaba seguro

Puerta entreabierta
de mi jaula de plata
hoy
no hay gato que merodee
ni desee la carne que no tiene sabor
y espera un sazón aceitunado
hay,
¡tantos cabellos que jalar! sin voz que acompañe
las cuerdas de la muerte.
y una botella que se ha cansado de ser ultrajada
le cuenta su rebelión a un cigarrillo aventurado
que asiente, en estos los que parecen ser mis labios
recuerdo
insectos en los jardines, y al duende que me ayudaba a atraparlos
abrazaba lápices de colores y pintaba hamacas donde echarme a dormir
sentí, los sabores cortejando mis pupilas entonces era sencillo.

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